Narathiwat—
Una pareja tailandesa propietaria de un almacén de fuegos artificiales que explotó y mató a 12 personas se entregó a la policía tailandesa el sábado 5 de agosto.
Primero nuestra historia anterior:
Ahora para nuestra actualización:
El 29 de julio, un depósito de fuegos artificiales en el distrito Su-ngai Kolok de Narathiwat explotó y cobró 12 vidas, hirió a 121 personas y causó daños a 292 casas.
Después del incidente, se creía que los propietarios del depósito, identificados como una pareja tailandesa, el Sr. Sompong Nakul y la Sra. Piyanuch Peungwirawat, habían huido a Malasia para tratar de escapar de las consecuencias legales.
Poco después de que se emitieran órdenes de arresto contra ellos, la pareja se entregó a la policía en la comisaría de policía de Sadao, en la provincia sureña de Songkhla, por donde cruzaron ayer desde Malasia. Luego fueron escoltados a la comisaría de policía de Muno en Narathiwat para realizar más investigaciones.
Los resultados de una investigación completa se esperan en 7 días, según informes de los medios locales de Narathiwat. Según los informes, la pareja enfrentará cargos que incluyen negligencia que resultó en muertes, junto con la importación y venta no autorizada de fuegos artificiales. Estas acciones se consideran violaciones de la Ley de Armas de Fuego, Municiones, Explosivos y Fuegos Artificiales.
Según los informes, los sospechosos se entregaron a la justicia después de que temieran ser linchados debido a las crecientes amenazas de muerte en las redes sociales dirigidas a los sospechosos. Aunque habían huido a Malasia, la comunidad musulmana unida en el área aparentemente estaba buscando a la pareja para una posible justicia propia, lo que los llevó a regresar a Tailandia.
Al cierre de esta edición, los sospechosos permanecen bajo custodia de la policía tailandesa y enfrentan el interrogatorio y el proceso judicial. Se desconoce si serán elegibles para la libertad bajo fianza, pero es poco probable, señala el medio TPN.
La explosión de los fuegos artificiales desencadenó una serie de inspecciones en las fábricas de fuegos artificiales en Tailandia a pocos meses del popular festival vegetariano en el que se utilizan muchos fuegos artificiales como parte de la celebración, especialmente en el sur de Tailandia.
